jueves, 17 de abril de 2014

Noche de Gin tonics

Aprovecho este pequeño ratito que tengo para escribir, para decirte que hoy estrenaré mi camisa nueva y saldré hasta que el sol me encuentre, que me pediré un Gin tonic sin miedo a convertirme en un alcohólico que pierde los estribos.
Si no lo valoraste, sin tan poco me viste, y si la discreción que me pedías tan solo era para dejarme apartado para siempre de tu vida, no es mi problema. Tu educación al girarme la cara me recuerda la ilusión malgastada de encontrarte en mitad de la nada y ver un atisbo de esperanza.
Esta vez no fui yo el verdugo, que señalé y puse nombre de manera irresponsable. Esta vez me lo guardé para mi y me irradié de la pena de haber tropezado otra vez con una piedra, que esta vez parecía que iba a ser preciosa.