En medio de esta ola de calor me encuentro recordando aquel frío invierno, en el que mis ideas se empezaron a organizar y comencé a conocer a mi verdadero YO. Miraba por la ventana del despacho y había niebla, y una luz artificial y anaranjada que me transmitía PAZ. Y la Navidad estaba cerca, estábamos todos. Seguía disfrutando de los pequeños placeres, asombrado por la velocidad de todo.
Aprovecho este pequeño ratito que tengo para escribir, para decirte que hoy estrenaré mi camisa nueva y saldré hasta que el sol me encuentre, que me pediré un Gin tonic sin miedo a convertirme en un alcohólico que pierde los estribos.
Si no lo valoraste, sin tan poco me viste, y si la discreción que me pedías tan solo era para dejarme apartado para siempre de tu vida, no es mi problema. Tu educación al girarme la cara me recuerda la ilusión malgastada de encontrarte en mitad de la nada y ver un atisbo de esperanza.
Esta vez no fui yo el verdugo, que señalé y puse nombre de manera irresponsable. Esta vez me lo guardé para mi y me irradié de la pena de haber tropezado otra vez con una piedra, que esta vez parecía que iba a ser preciosa.
Y el que parece que es perfecto, en realidad, no lo es tanto y tiene sus flaquezas como todo el mundo. Que aunque tu no lo creas eres influyente para los demás y ejerces más poder del que piensas. Es cierto que tienes que cerrar etapas, quedarte con todos los buenos momentos para dar paso a los siguientes. Hoy solo recuerdo risas, me veo un escalón por encima...
Que a veces cuesta tanto dar las gracias a todas aquellas personas que te han ayudado a enfrentarte a tus miedos. A esas cosas que te costaban tanto: a conducir, a conocer nueva gente o a presentarte a exámenes imposibles. Que te han animado a mirarte el espejo y no molestarte por nada de lo que ves. Tambien a aquellas que te han dado el último empujón para escribir o decir lo que sientes, o que te han recomendado un libro o una película, o el ultimo video de moda de youtube que puedo ver una y otra vez. Todas ellas son la razón por la que sigo motivado y feliz.
Hoy la tarde ha sido poco fructífera, pero me alegro tanto de haber escrito de nuevo por aquí. Desde el móvil, sí, adaptado a las nuevos tiempos y tan feliz de poder compartir esto con vosotros!
No hay obstáculos que no se puedan vencer.
viernes, 9 de noviembre de 2012
viernes, 6 de julio de 2012
miércoles, 23 de mayo de 2012
viernes, 11 de mayo de 2012
Y contigo me siento el único, contigo me siento grande. Gracias por estar conmigo en los momentos difíciles, por aguantar mis discursos sin sentido, y mis obsesiones que no llevan a nada y donde tantas veces me contradigo. Gracias por estar también en la distancia, donde siempre pienso en ti, en tu bondad y en tu risa, en tu sonrisa. Por aquellos momentos que marcan tu vida y que te hacen grande. Por aquellas tardes contigo, cariño. Calle arriba, calle abajo, con parada en esa esquina donde apurábamos hasta el último momento hablando de nuestras inquietudes de adolescentes, novatos de la vida.Por conocer mi lado más íntimo y quererme a pesar de todo. Porque sé que te acuerdas mucho de mí, que te echo mucho de menos aquí, y ojala pudiéramos haber estado más juntos siempre, compañera... Consigues saber lo que pienso sólo mirándome, sé como conocer lo que quieres con tu voz... Te dejo esta canción, mejor te dejo dos. Una, quizás superficial, pero dijimos que era nuestra canción en aquel velódromo convertido en una discoteca gigante mientras bailábamos sin parar. La otra, porque me la enseñaste tú y ahora me recuerda tanto a ti...
P.D. Y ésta que cantábamos en la clase de inglés te la dejo en posdata, porque no quiero despedirme nunca de ti...